La sobrecarga de bebidas energéticas está relacionada con un accidente cerebrovascular en un hombre sano

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Un hombre de unos 50 años de Nottingham, Inglaterra, sufrió un derrame cerebral directamente relacionado con el consumo diario de ocho bebidas energéticas de alta potencia, confirma un informe de caso médico reciente. A pesar de estar sano y sin antecedentes de tabaquismo, alcohol o drogas, el paciente desarrolló un repentino entumecimiento del lado izquierdo y problemas de coordinación. Las pruebas hospitalarias revelaron una crisis hipertensiva con una presión arterial que alcanzaba los 254/150 mm Hg (peligrosamente alta) y daño en el lado derecho de su cerebro, específicamente en el tálamo, una estación de relevo crítica para las funciones sensoriales y motoras.

El papel del consumo extremo de cafeína

La condición del paciente fue tratada inicialmente con terapias estándar para accidentes cerebrovasculares: fisioterapia, terapia ocupacional, anticoagulantes y medicamentos para reducir el colesterol y la presión arterial. Si bien sus capacidades funcionales se recuperaron, persistieron un entumecimiento persistente y una presión arterial elevada. Un interrogatorio más detallado reveló la causa fundamental: una ingesta diaria promedio de 1,2 gramos de cafeína en ocho bebidas energéticas, lo que supera significativamente el límite seguro recomendado de 400 miligramos.

Al eliminar las bebidas energéticas de su dieta, la presión arterial del hombre se normalizó en unas semanas, lo que le permitió suspender todos los medicamentos. Ocho años después, sigue libre de derrames cerebrales, aunque persisten problemas sensoriales en su lado izquierdo. Este caso subraya un riesgo crítico pero que a menudo se pasa por alto: el consumo excesivo de bebidas energéticas puede desencadenar directamente un accidente cerebrovascular, incluso en personas por lo demás sanas.

Más allá de la cafeína: otros ingredientes pueden amplificar el riesgo

El informe del caso destaca que el peligro puede no limitarse únicamente a la cafeína. Ingredientes como la taurina y el guaraná, comúnmente agregados a las bebidas energéticas, podrían amplificar sinérgicamente los efectos de la cafeína sobre la presión arterial y contraer los vasos sanguíneos. El alto contenido de azúcar en estas bebidas también puede contribuir al promover la inflamación y dañar el revestimiento de los vasos sanguíneos.

La literatura médica ya contiene varios informes que relacionan el consumo elevado de bebidas energéticas con problemas cardiovasculares, incluida la presión arterial peligrosamente alta. Los autores concluyen que la ingesta aguda y crónica de bebidas energéticas puede aumentar el riesgo de accidente cerebrovascular y enfermedad cardiovascular.

Se insta a los médicos a evaluar a los pacientes

El informe insta a los profesionales de la salud a preguntar de forma rutinaria sobre el consumo de bebidas energéticas en pacientes jóvenes que presentan un accidente cerebrovascular o hipertensión inexplicable. La buena noticia es que la afección parece reversible con la abstinencia, como lo demuestra la recuperación completa del paciente después de dejar las bebidas.

“Los profesionales de la salud deberían considerar preguntas específicas relacionadas con el consumo de ED [bebidas energéticas] en pacientes jóvenes que presentan un accidente cerebrovascular o hipertensión inexplicable”, concluyen los autores.

El propio paciente reflexiona sobre el incidente, afirmando que no era consciente de los riesgos y que continúa sufriendo un entumecimiento residual ocho años después. Este caso sirve como claro recordatorio de que incluso los hábitos aparentemente inofensivos pueden tener graves consecuencias para la salud.